domingo, 2 de octubre de 2011

Daniel Gorosito Pérez. Artículo.






EDUCAR EN LA TOLERANCIA

    Los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aprobaron el 16 de noviembre de 1995 la Declaración de principios sobre la tolerancia.

    Este hecho explica la importancia que la gran mayoría de las naciones otorga a este principio ya que, al desarrollarlo, se fomenta el respeto a los Derechos Humanos y las libertades básicas de los seres humanos.

    “La tolerancia, señala la Declaración, consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio a la rica diversidad de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos” Esta definición es la conclusión de un amplio análisis y discusión desarrollada por lo representantes de los países miembros ante la UNESCO.

    Incluye compartir el conocimiento alcanzado por la humanidad mediante el estudio y la experiencia. Los integrantes de cada sociedad no deben cerrarse a nuevas expresiones culturales y, al respetar la comunicación y libertad de pensamiento y no discriminar a nadie por sus creencias religiosas, se cumple con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

    La declaración de principios afirma lo siguiente: “La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia”, destacando el deber moral que tiene y la considera una exigencia jurídica y política. Este aspecto también significa que ser tolerante implica aceptar la presencia del adversario, con el cual se puede dialogar y negociar.

    No se trata de que obligadamente se deba vencer o aniquilar. Es más conveniente anular la beligerancia con el propósito de lograr fines políticos. La relación cívica debe prevalecer para desterrar el espíritu de cruzada. La tolerancia junto a la coexistencia permitirán lograr mayores perspectivas de vida.

    De esta manera se fortalece la paz sustituyendo la cultura de violencia por una cultura de paz enmarcada en el diálogo.

    La tolerancia se encuentra vinculada a la pluralidad política, rechazando actitudes dogmáticas, inefables o absolutistas. Aceptar que otros seres humanos piensan distinto y además, tienen diversos intereses y es posible convivir en forma pacífica con ellos permitiría un mayor fortalecimiento de la democracia.

    Como decía el gran intelectual mexicano Octavio Paz: “No se trata de los unos y los otros, sino con los unos y los otros”. La tolerancia significa convivir en la diversidad. Es necesario actuar públicamente sabiendo escuchar a los demás y tomando en cuenta sus opiniones.

    Es una condición para el desarrollo de la democracia. La tolerancia establece con especial énfasis respetar el carácter multicultural, pluriétnico y multilingüe de cada nación. También es conveniente que hombres y mujeres sepan escuchar y le otorguen prioridad al diálogo como la mejor forma para superar los conflictos. La intolerancia social es el medio para agudizar problemas y su inmediata implicación en el alargamiento inútil de situaciones conflictivas.

    Enseñar a los miembros de una sociedad a ser tolerantes significa impulsar un proceso educativo cuyo objetivo es comprender que todos pueden gozar de derechos y libertades. Hombres y mujeres deben luchar en forma permanente para hacerlos realmente efectivos.

    La educación es un factor trascendental para que la ciudadanía comprenda las implicaciones positivas de la tolerancia social, económica, religiosa, política y cultural. Mediante este aspecto se podrá erradicar paulatinamente la violencia en todas sus manifestaciones y cualquier forma de exclusión.

    Asimismo, se logrará un verdadero desarrollo, fomentando el pensamiento crítico y razonamientos cuyas bases se encuentren en la ética.


Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez
Desde Uruguay


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